Con la batalla ya casi perdida, el monstruoso y corrupto sistema que queremos cambiar todavía tendrá fuerzas para reprimir duramente a los manifestantes, y serán momentos muy dolorosos. Si no consigue su propósito de "meternos miedo", pasará a intentar negociar con "nuestros representantes".
En este momento debemos renovar a todas nuestras delegaciones de barrio, locales, provinciales y a los coordinadores a nivel nacional (recordar el ejemplo de "las olas del mar") y tener bien claro que en principio no hay nada que negociar y que además nadie podrá tomar ninguna decisión sin el apoyo previo de las asambleas compuestas por todas las personas que participamos en las movilizaciones.
Ya estamos llegando a nuestra meta y ahora no nos vamos a dejar engañar.
Ya estamos llegando a nuestra meta y ahora no nos vamos a dejar engañar.
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